Se trata de la Internacional de Partidos Piratas (PPI), organización que lucha contra la propiedad intelectual y que aboga por la democracia directa.
"La propiedad intelectual no existe", aseguró a
Efe el ruso Pável Rassúdov, organizador de la asamblea de la Internacional de
Partidos Piratas que reunió el pasado fin de semana a más de cien delegados de
los cinco continentes en la ciudad rusa de Kazán.
Los jóvenes, que se pasaban el día y la noche sentados
delante de un ordenador descifrando claves secretas, han decidido sentar la
cabeza, pero sin renunciar a su ideario original.
Los piratas 2.0 son profesionales respetables con edades que
rondan los treinta y pocos años que defienden el libre acceso a la información,
tanto en lo que respecta a internet como a los datos en poder de los Estados,
pero siempre en el marco de la ley.
"Nuestro principal valor es la libertad máxima en
beneficio de la sociedad. Por eso, decimos que la propiedad intelectual no
existe, ya que no puede hablarse de posesión sobre algo inmaterial, un diseño,
una pintura, una canción, etcétera", asegura.
En una muestra de que los tiempos han cambiado, Rassúdov,
líder del Partido Pirata de Rusia, precisa que la IPP está en contra de la
propiedad intelectual, pero a favor de los derechos de autor. "El autor
tiene derecho a que se conserve su nombre. De hecho, estamos en contra del
plagio, pero a favor de las copias. Cuando la obra es pública, ya no es sólo
del autor, sino de toda la humanidad", apunta.
La IPP quiere modificar la legislación que impide la libre
difusión de una obra sin consentimiento del autor hasta 70 (Europa) o 75 años
(EE.UU.) después de su muerte. "Creemos que con cinco años sería
suficiente. A partir de ahí se podría explotar comercialmente la obra sin
consentimiento del autor, siempre y cuando se le pague una compensación. Si el
fin no es lucrativo, desde el primer día se podría reproducir la obra",
propone Kenneth Peiruza, portavoz de Pirates de Cataluyna.
Los piratas mantienen que los recursos intelectuales no son
aprovechados de manera eficaz ya que están bajo el monopolio de Estados y corporaciones,
por lo que deben ser cedidos a una nueva clase de individuos que trabajan con
la información.
"Estamos en una civilización postindustrial. Cada vez
se trabaja más con información y tecnología. Internet fue creada por millones
de usuarios y servidores, no por Estados. Originalmente, era un territorio
libre, sin fronteras, sólo idiomáticas. Y así debería ser. Debemos reducir el
papel del Estado en favor de los usuarios", señala Rassúdov.
Los piratas no sólo se centran en el mundo de la información,
sino que también demandan un cambio en el sistema de patentes, en particular en
lo que se refiere a las grandes corporaciones farmacéuticas. "Las
medicinas son carísimas, ya que el sector está controlado por monopolios que
piensan exclusivamente en sus beneficios. Deberían producir fármacos genéricos
mucho más baratos. Estamos hablando de la salud de las personas", señaló
el ruso.
A diferencia de otras formaciones europeas y
latinoamericanas, incluidas la española y la catalana, el partido pirata ruso no
ha logrado registrarse ante el Ministerio de Justicia. "No podemos tomar
parte en las elecciones. En el ministerio nos dicen que piratas son aquellos
que asaltan barcos en alta mar. En Rusia tiene lugar una campaña legal para
controlar internet, lo que nos preocupa mucho", comenta.
Ese no es el problema de Pirates de Catalunya, que cuenta
con más de un millar de afiliados y participa cada vez más activamente en la
política municipal de esa región del noreste de España. "Todas las
reformas que proponemos buscan crear una sociedad más libre y mejor informada.
La gente joven ya no vota, se informa a través de internet y tampoco se cree
las explicaciones oficiales", asegura Kenneth Peiruza.
Peiruza pone como ejemplo la decisión de las autoridades de
la ciudad australiana de Sydney de hacer públicas las estadísticas de
accidentes de tráfico, lo que permitió crear un vínculo con los puntos de mayor
riesgo y así reducir la siniestralidad entre los ciclistas.
Con todo, el objetivo de los partidos piratas es más
ambicioso: democracia directa para que las decisiones también sean tomadas por
la ciudadanía o, en su defecto, que ésta disponga de mecanismos para revertir
las decisiones gubernamentales o aplicar sus propias medidas.
En el caso de España, según los piratas catalanes, la
prioridad es la transparencia en materia de contabilidad estatal y municipal
con el fin de combatir la endémica corrupción. "Muchos aún nos relacionan
con jóvenes que quieren todo gratis en internet, pero en Alemania los votantes del
partido Verde se han pasado a los piratas. El cumplimiento de nuestras
reivindicaciones sociales sólo es cuestión de tiempo", asevera un
convencido Peiruza.
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